miércoles, 31 de diciembre de 2014

Codicia y leyes


"Como quizás ya sepas, el gobierno del Partido Popular aprobó el pasado 5 de noviembre la reforma de la Ley de Propiedad Intelectual. Entre otras medidas, propone la persecución de webs que “ofrezcan listados ordenados y clasificados de enlaces [...] con independencia de que dichos enlaces puedan ser proporcionados inicialmente por los destinatarios del servicio”, estableciendo sanciones que pueden llegar a los 600.000 euros. El Gobierno también está trabajando con una reforma del código penal que convertiría estas infracciones en delito penal, con penas que podrían llegar a los 6 años de cárcel.
Nos parece que esta ley está redactada desde el desconocimiento de Internet, un medio que está transformando el acceso a la información y la relación entre la ciudadanía y el poder. El enlace es la pieza sobre la que se fundamenta la red, y la ley prevé criminalizarlo, a la vez que puede obligar a tu operador a impedirte acceder a determinadas páginas web".
Esto está sacado del comunicado que Serie.ly colgó en su web, hablando de la nueva ley de propiedad intelectual. Éste es el enlace. Lo que sigue son mis opiniones personales, más o menos razonadas. No sé si serán compartidas o no, ni si serán aceptadas. Pero creo que es una forma tan buena como otra cualquiera de despedir un año bastante movidito, por llamarlo de alguna forma.
 
Vaya de base que no pretendo yo decirle a nadie cómo tiene que llevar adelante sus creaciones. No tengo ni la menor idea. No sé si está bien o mal que alguien diga que sus relatos, juegos, dibujos, canciones, vídeos, etc, deben tener una remuneración. No soy yo quien para decir que los artistas deben hacer tal o cual. Si alguien quiere cobrar por un juego que ha creado él mismo (o con otros compañeros) me parece tan legítimo como alguien que quiera regalarlo. Cada uno hace con sus cosas lo que quiere.
 
Lo que ya no me parece tan bien es que alguien se arrogue el derecho a decir lo que otros deben hacer. Y me explico. Si Tolkien hubiese prohibido a toda la humanidad que escribiera relatos usando el mundo que él creó, me parecería terriblemente mal (nota, no tengo ni la más mínima idea de si lo hizo o no, es sólo un ejemplo). No entro en si El Señor de los anillos debería ser gratuito o no. Es su obra y él puede hacer lo que quiera. Adonde quiero ir es a lo de ponerle puertas al campo.
Cuando alguien crea un mundo de ficción y prohibe a todo el resto de la humanidad crear a partir de él se está arrogando un autoridad sobre la ficción que no le pertenece. Quiero decir que está muy bien que alguien publique algo, pretenda vivir de ello y decir que lo que él o ella  escribe es lo original, lo canónico. Me parece perfecto que George R. R. Martin diga que lo que él ha escrito es lo que pasa en Poniente. Es su historia, y como es suya, lo suyo es lo canónico.
Pero de ahí a decir que todo lo de Juego de Tronos que no haya sido escrito por él no es aceptable, no está permitido, me parece pasarse (de nuevo, estoy poniendo ejemplos, no sé si es verdad o no). Y es cierto que hay fan-art que es dañino para lo que se quiere decir con el trabajo original, como un fan fiction sexualmente explícito de Harry Potter. No es de lo que van las novelas, no tiene nada que ver con el mundo de fantasía de Joan K. Rowling, y ella tampoco está obligada a reconocer esa creación como algo relacionado con su obra (esto sí es un caso real).

Estamos en la edad en la que más producciones culturales se llevan a cabo. No entro en si son arte o no, pero sí en que hasta ahora no ha habido nada parecido desde el punto de vista de la creación. Las creaciones son ingentes, desde lo más tonto (como hacer gifs de un vídeo hecho por otros) hasta lo más elaborado (crear auténticas líneas paralelas). ¡Que cada autor se tome como quiera el fan-art!, pero va a seguir existiendo. Eso no quiere decir que no haya propiedad intelectual. El señor Martin, la señora Rice, la señora Rowling, no están obligados a permitir que cualquier coja sus marcas y haga lo que quiera con ellas con la intención implícita o explícita de además cobrar por ello. Pero a lo que sí deberían acostumbrarse, al menos, es a que cualquier persona pueda rehacer sus historias como le dé la real gana. Quiero decir que si alguien quiere hacer la versión porno de Harry Potter sin pretender cobrar por ello, sólo porque le pone fantasear con esos personajes, está en su derecho a hacerlo. Mientras no pretenda agenciarse las creaciones de otros, está en su derecho a hacerlo.
Eso es algo que ha llegado y que no va a irse. Desde que gran parte de la humanidad aprendió a escribir, aprendió también a escribir lo que quería leer. Les guste a los autores o no.
Otro caso es el del fan-art bien intencionado, que sigue el canon y busca otros protagonistas o incluso ayuda a la promoción de la creación original, como es el caso de la serie Fringe. Y estoy seguro de que alguien escribió la versión pornográfica, porque somos así, pero en general ha sido un ejemplo de lo que los fans pueden hacer por sus series favoritas.

Unida a lo anterior y al texto que he citado al principio, está la cuestión de la proliferación de enlaces para descargar contenido. Es cierto que Internet se mueve gracias al enlazado. Igual de cierto que uno de los mayores usos de Internet es compartir información (del tipo que sea). Esta herramienta es la más potente difusora de cultura desde la imprenta y va a seguir existiendo. Estoy seguro que el modelo actual en el que se basan las producciones culturales es uno caduco y obsoleto porque desde la invención del scanner, todos los libros son reproducibles en formato digital, desde los programas de P2P, cualquier contenido puede ser compartido desde cualquier punto del planeta con conexión a Internet a otro. A eso, hay que sumar que la gente disfruta viendo series y películas, oyendo música, comentando libros que han leído, jugando con sus amigos y familiares. Y van a seguir haciéndolo. El problema es que la mayoría de gente no tiene dinero (y los que lo tienen no tienen la intención de gastárselo) para pagar precios, en muchos casos, abusivos. La comunidad rolera es una excepción, a mi entender, porque en cuando sale un manual de un juego que nos gusta, solemos comprarlo. La cuestión no es que la gente no vaya al cine, al teatro, o no compre música, es que no pueden permitirse comprar todas esas producciones. A mí me encantaría tener una inmensa colección de cine, pero no puedo pagar el precio de los DVDs. Me encantaría tener una inmensa colección de manuales, pero no puedo pagarlos. Pero sí puedo participar en un crowfunding en el que voy a tener acceso al básico por un precio asequible. De la misma forma que puedo comprar el acceso a capítulos de una serie por un precio módico, o comprar música.
Pero lo que mucha gente no está dispuesta a pagar son los intermediarios. No por nada, sino porque nadie entiende qué hace SGAE cobrando por espectáculos que no son suyos, ni CEDRO, ni AEDE. Sin contar con las grandes industrias musicales o cinematográficas.
Para no extenderme mucho más, sólo diré que no me importa pagar a los autores del contenido, dado que son ellos los que se lo curran, ni a las imprentas, estudios de grabación, o canales de televisión. No me importa, otra cosa es que pueda hacerlo.
Pero lo que sí quiero dejar claro es que Internet ha supuesto un cambio que difícilmente se va a evitar. Por muchas leyes que se promulguen, la gente va a seguir compartiendo. Por muchos abogados que se tengan, la gente va a seguir haciendo fan fictions. Por muchas puertas que le quieran poner al campo, éste va a seguir siendo campo. Quizá ya es hora de entender que las cosas están para compartirlas, en vez de para atesorarlas.
 
Y es un tema que me cabrea bastante, porque se asume que si alguien no tiene dinero, tampoco tiene derecho a participar de las producciones culturales de su sociedad. Está por encima del derecho a participar de lo que crea la sociedad, el derecho a atesorarlo. El derecho a la cultura es uno que depende del dinero que alguien tenga, y esto es injusto. Me parece injusto que una película de los 80 no esté en libre circulación. A fin de cuentas, hace tiempo que no se pone en el cine y si aún se cobra por ella es gracias a los derechos de emisión en televisión y al merchandising (si lo hay). Pero lo que me parece demencial es que se pretenda que la gente no haga ficción de una ficción. Un mundo fantástico es, por definición, fantástico. No es real, no es aprehensible por los sentidos, no es táctil. Es una creación mental y como tal, libre. Si alguien quiere escribir sobre la economía de Juego de Tronos, está en su pleno derecho a hacerlo. Si alguien se pone palote imaginando a Khal Drogo manteniendo relaciones sexuales con Viserys y quiere trazar una línea argumental a partir de ahí que diverja de lo canónico, está en su pleno derecho a escribirlo y compartirlo con quien le dé la gana. Compartirlo, no venderlo, porque para eso están los derechos de autor.

Feliz año nuevo.

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